cerrar

Una migración particular

“A Alemania no se llega tan fácilmente”, explica la cónsul colombiana en Berlín, Margarita Manjarrez Herrera, “el idioma es difícil, la inversión económica necesaria para el traslado alta y conseguir una visa complicado”.

2001 aparece como un punto de inflexión. Es la fecha a partir de la cual a los colombianos se les exige un visado para viajar como turistas al Espacio Schengen. Y si la entrada se complica, el emigrante prefiere concentrar sus esfuerzos en la marcha a un país más cálido, más afín culturalmente, con una lengua más sencilla y unas normas de extranjería menos estrictas. Por ejemplo, a España o Italia.

“Para el emigrante económico, el que busca trabajo, Alemania no suele ser una opción. Los colombianos vienen aquí porque han sido educados en colegios alemanes, o mantienen lazos familiares, o disponen de un contrato de trabajo o, muchos de ellos, participan en programas de intercambio estudiantil”, desgrana Manjarrez Herrera.

Estudiantes, asilados, casadas

Según la Oficina Federal de Estadística alemana, en 2009 vivían sobre suelo germano 10.182 colombianos, la mayoría de ellos repartidos por este orden entre los Estados de Hesse, Renania del Norte-Westfalia, Baviera, Baden-Wurtemberg y Berlín. Estas cifras no incluyen, sin embargo, a los nacionalizados (313 sólo en 2009) ni a la desconocida cantidad de personas sin de permiso de residencia.

Un alto porcentaje, efectivamente, es estudiante. Entre los latinoamericanos beneficiarios de las becas del Servicio Alemán de Intercambio Académico, los colombianos representan el tercer mayor grupo, por detrás de Brasil y casi a la par con México. En cuanto a las peticiones de asilo, son tras los cubanos los segundos solicitantes, aunque su número es bajo: abiertos ante las autoridades germanas se cuentan hoy 17 de estos procesos.

Y aproximadamente un 70% de los colombianos residentes en Alemania son mujeres, en gran parte casadas con alemanes. Esto determina el tipo de cuestiones por las que generalmente piden ayuda al consulado: “separaciones y custodia de los hijos, porque muchos colombianos se ven desfavorecidos por la Justicia alemana en caso de divorcio, y también hay algunas situaciones de violencia intrafamiliar”, dice Manjarrez Herrera.

¿Criminalidad y prostitución?

En contra de la idea que relaciona a los colombianos con actividades criminales, “tenemos muy pocos los detenidos”, asegura la cónsul. Concretamente y de acuerdo con datos germanos, de los más de 540.000 condenados en el país a lo largo de 2009, 139 eran colombianos.

En lo que a la prostitución se refiere, Juanita Henning, una de las fundadoras de la organización de ayuda y asesoramiento de prostitutas Doña Carmen, ha estudiado el caso colombiano en Alemania y observa cambios: “En 1996, el 71% de las mujeres que se prostituían en Fráncfort eran latinoamericanas, de ellas el 42% colombianas y el 90% en estaban situación irregular. Con la introducción de la obligación de visa en 2001, el número bajó y las dominicanas superaron a las colombianas. Tras razias masivas de la policía en 2006 hubo otra reducción. Hoy ya no distingo entre nacionalidades: el 47% procede de América Latina y el 99% tiene papeles”.

¿Ante una cuarta ola?

Tres olas de emisión de emigrantes se han observado en Colombia a lo largo del último medio siglo. Una en los años 60 y 70, orientada mayormente a Estados Unidos. Otra en los 80, dirigida a países como Venezuela y Ecuador. Y la tercera en los 90, cuyo primer destino fue España.

Pronto podría darse una cuarta. “Es prematuro decirlo, pero existe cierto movimiento desde países de la UE golpeados por la crisis, como España, Italia y Grecia, hacia economías europeas más fuertes como la alemana”, indica Manjarrez Herrera, “y el 31 de octubre de 2010, Lufthansa inauguró un vuelo directo Fráncfort-Bogotá. Eso puede abrirle una puerta a la inmigración, legal o ilegal”.

Autor: Luna Bolivar Manaut
Editora: Claudia Herrera Pahl

share this page Share this on twitter Share this on facebook Share this on linkedin