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Las metas cumplidas de Jacqueline Rojas Villalobos

En Colombia pasó por todos los niveles sociales, cuenta Jacqueline Rojas Villalobos: clase media-baja, media y alta. La experiencia le sería útil el día en que, tiempo después, se convirtiera en inmigrante en Alemania.

“¿Te gusta Rocky?”, pregunta Jacqueline Rojas Villalobos mientras comemos en uno de sus restaurantes favoritos de Berlín, “a mí me encanta Rocky. En Rocky III, Sylvester Stallone dice que lo peor que le puede pasar a un boxeador es conseguir el ‘Eye of the Tiger’, porque entonces ya lo ganó todo. Yo trato siempre de tener un ‘Eye of the Tiger’ a la vista; una meta que me motive a seguir avanzando”.

Cuando en 1990 aterrizó en Alemania, esta colombiana tenía 20 años, una carrera de odontología interrumpida y una hija 13 meses bajo el brazo. Le seguía los pasos a su esposo, becario del Servicio Alemán de Intercambio Académico. Dos años más tarde- a pesar de que su relación se desmoronaba y de que no regresar a Colombia significaba perder la posibilidad de continuar con sus estudios- Rojas decidió quedarse.

“Mucha gente no lo entendió. Me preguntaban ‘pero, ¿a qué vas? ¿A salvar tu matrimonio?’. Y yo les contestaba: ‘no, voy a aprender alemán’”, recuerda, “aprender alemán fue mi primera meta”.

30 por ciento fuera de servicio

Requirió sangre, sudor y sobre todo muchas lágrimas. Sin embargo, Rojas traía el espíritu de superación, herencia de su padre, quien desde un origen humilde llegó a empresario. En Alemania se graduó como odontóloga, y poco después empezó a vislumbrar su “Eye of the Tiger”: un consultorio latino en pleno barrio berlinés de Charlottenburg. “Yo lo llamo mi misión”, dice. A él le dedica el 70 por ciento de su tiempo.

“Me esfuerzo por respetar el otro 30 por ciento para mi vida privada, pero no es fácil”, reconoce, “mi hija acabó aceptando que si un día me llegan tres pacientes más, ese día salgo tarde. La gente acabó aceptando que cuando digo ‘espéreme cinco minuticos, que ahora le devuelvo el llamado’, pueden pasar tres días. Y mi novio, bueno… intento que comprenda que a veces se me olvida que quedamos…”.

El ahora está entre dos tierras

Como tantos otros, el primer matrimonio de Rojas no aguantó la migración. Su pareja actual es argentina; entremedias estuvo casada siete años con un médico alemán. “A él le debo la nacionalidad, y mucho más que eso. Compartíamos la pasión por la medicina. ¡Y se parecía a George Clooney en Emergency Room!”, dice, y suelta una sonora carcajada.

“Un día, mi segundo marido me dijo que los colombianos éramos muy intolerantes, que también nos teníamos que adaptar y no esperar que todo se adaptase a nosotros. Eso me ofendió. Hoy entiendo lo que quiso decir. Porque así nos educan. En nuestro país somos alguien. Y de repente, llegas a Europa y te conviertes en un número, en un inmigrante más. Por eso yo les digo a mis pacientes: ‘no me cuenten lo que eran allá, cuéntenme lo que son acá’. El ahora es lo importante”, sostiene.

Del ahora Jacqueline Rojas Villalobos no se queja. “Por mi consulta pasa desde la señora que vino a limpiar hasta gente muy importante. Conozco a famosos, me invitan a fiestas exclusivas, varios embajadores me llaman por teléfono”, cuenta. Tras 20 años “entre dos tierras”, conserva sus raíces colombianas y a la vez se siente berlinesa: “Intento no ser demasiado latina ni volverme demasiado alemana, y sacar lo mejor de cada cultura”.

Autor: Luna Bolivar Manaut
Editora: Claudia Herrera Pahl

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