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La diáspora mexicana en Alemania

Durante el último tercio del siglo XIX y el primero del siguiente, 13 millones de europeos cruzaron el Atlántico para buscar una vida mejor al sur del río Bravo; otros dos millones abandonaron el Viejo Continente cuando finalizó la Segunda Guerra Mundial con la esperanza de que la fortuna volviera a sonreírles al desembarcar en costas latinoamericanas. Pero la dirección del flujo migratorio se ha invertido en las últimas cinco décadas.

Se calcula que hay entre 2 millones y 2,5 millones de inmigrantes latinoamericanos en Europa Occidental, sin contar a quienes disponen de un pasaporte comunitario a su llegada o a quienes han obtenido la nacionalidad del país receptor, pero incluyendo a un número aproximado de personas con estatus migratorio irregular. Hoy día hay más de 30.000 personas provenientes de América Latina y el Caribe viviendo en Alemania.

Casi un tercio de esa diáspora latinoamericana es de nacionalidad mexicana

Un constante ir y venir de talentos

Daniel Tamayo, agregado cultural de la embajada de México en Berlín, explica que una serie de acuerdos bilaterales –convenios de cooperación técnica y académica, y otros firmados por institutos tecnológicos y universidades puntuales– ha propiciado un constante ir y venir de talentos desde 1977. Además, varias empresas han persuadido a muchos mexicanos a hacer sus maletas y marcharse a Alemania.

“En Berlín viven 900 mexicanos y en Wolfsburgo, 480; pero, considerando a la población mexicana en proporción con la cantidad total de habitantes de esas localidades, Wolfsburgo, sede de Volkswagen, es la ciudad alemana con la comunidad mexicana más grande”, asegura Tamayo. “La mayoría de los mexicanos de Wolfsburgo son empleados fijos y temporales de Volkswagen o están casados con alemanes que trabajaron para la compañía en México”, añade.

Tanto la empresa automotriz como el Grupo Bosch tienen grandes plantas en el país latinoamericano.

¿Más necesitados que bienvenidos?

De ahí que Tamayo desestime los reportes que reprochan a Alemania su incapacidad para atraer a los profesionales calificados extranjeros que tanto necesita. “Los mexicanos sí se sienten incentivados a venir a Alemania y creo que la nueva política latinoamericana articulada por el ministro de Exteriores, Guido Westerwelle, va a consolidar esa tendencia”, enfatiza.

“En el marco del programa InWEnt de 2010, el mayor número de becarios en el rubro de las energías renovables era mexicano y, en noviembre, lanzamos la serie de becas Frida Kahlo con miras a que cinco artistas alemanas viajen a México y cinco mexicanas vengan a Alemania durante un año”, señala Tamayo. En la embajada ven la actual densidad del flujo migratorio de México a Alemania con más optimismo que preocupación.

Manteniendo el contacto con la diáspora

¿No le teme México a una “fuga de cerebros”? “No. Este intercambio es una oportunidad para la capacitación de nuestros profesionales”, dice Tamayo. En todo caso, el ministerio de Exteriores mexicano ha creado la Red de Talentos en el Exterior con miras a que el Estado mantenga el contacto con la intelligentsia que permanece fuera del país. Y Tamayo da fe de su crecimiento: “En 2009 se abrió el capítulo Alemania con 35 personas; hoy día hay casi cien en la red”.

Autor: Evan Romero-Castillo
Editora: Claudia Herrera Pahl

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