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Sambi Saito: “¡Tepco me ha indignado!“

Sambi Saito aun recuerda bien el 11 de marzo de 2011, el día del terremoto, el tsunami y a la consecuente catástrofe nuclear de Fukushima.

„Fue una gran conmoción, por aquel entonces pasé noche y día en internet, quería saber exactamente qué había pasado“. Sambi Saito aun recuerda bien el 11 de marzo de 2011, el día del terremoto, el tsunami y a la consecuente catástrofe nuclear de Fukushima. Ella misma intentó mantenerse informada desde Colonia, de la evolución de los acontecimientos en Japón. Pero eso era bastante difícil: La red de telefonía móvil de Tokio se desmoronó, solo horas más tarde tuvo la seguridad de que su familia estaba a salvo.

Durante los primeros días de la desgracia Sambi sentía sobre todo pesar y una gran solidaridad con su país, pero poco a poco fue surgiendo la indignación, la indignación por la manera e que las autoridades de su patria trataban la catástrofe de Fokushima: “Estaba rabiosa con el gobierno japonés, porque nos había mentido. Y también estaba indignada con Tepco. Ahora es el momento de ponerse en marcha para cambiar el país.“ Sambi opina que su posición crítica se debe un poco a que lleva ya 10 años viviendo en Alemania: „ Los japoneses son muy retraídos y muy amables. ¡Pero ante semejante mentira hay que defenderse y manifestarse, un poco como los alemanes!

La fama del pan

Cuando Sambi llegó a Alemania en 2003, exactamente a Colonia, este país en el corazón de Europa le era bastante desconocido. Lo que sí conocía y apreciaba mucho era el pan alemán. Su padre, un profesor de música, siempre los llevaba a Tokio tras sus diversas estancias en Europa. Ya cuando iba a la escuela decidió que algún día viajaría al país de las exquisitas y variadas clases de pan, para aprender a hacerlas. Y realmente, al cumplir los 21 años se atrevió a dar el paso. Hace un aprendizaje de panadera en Colonia y se recibe de maestra panadera. A continuación estudia Ciencias de la Alimentación en la Escuela Superior de Niederhein en Mönchengladbach. Hoy produce mezclas de horneo en la sección de investigación de una gran fábrica de harinas en Neuss.

En la sección de desarrollo de la empresa Georg Plange GmbH & Co. KG Sambi se siente bien entre sus colegas alemanes . Sólo al principio tuvo algunas dificultades de adaptación, sobre todo debido a su estatura de 1m. 53 cm., que en comparación con la de los alemanes es realmente pequeña. Tuvo que agenciarse una pequeña escalera para llegar a todas partes. A parte de eso no tuvo dificultades en acostumbrarse a la rutina laboral. “ Los alemanes son puntuales, como nosotros los japoneses . Creo que los alemanes son los europeos que más se nos asemejan, también por que se tratan de Vd. Alemania es mi segunda patria.“ Lo que le gusta es que las mujeres y los hombres en Alemania sean tratados casi por igual. En Japón es distinto. También le gusta que en Alemania siendo empleada se pueda hablar con el director o intercambiar chistes con el jefe de sección. “En Japón es casi imposible entrar en contacto con el gerente“.

Nuevas metas

Sambi quiere regresar a Japón en algún momento. Echa mucho de menos a su familia, pero no quiere ir a Tokio. La ciudad es para ella simplemente demasiado grande y ruidosa, acostumbrada como está a la vida “casi rural” de Colonia. Preferiría ir al sur de Japón, por ejemplo a Okinawa, el grupo de islas japonesas en el Pacífico: “Okinawa es para nosotros los japoneses lo que para los alemanes es Mallorca. Siempre hace calor y el ambiente es más relajado que en el resto de Japón”. Ahí, si fuese posible, quisiera hacerse independiente: ”Una panadería, un café , ya veremos. ¡Tengo una buena formación!“

Autora: Julia Mittwoch
Editor: Hans Christian Ostermann

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