Saruul Wandan tenía 11 años cuando, en 1986, llegó a Alemania Oriental con sus padres y sus dos hermanos pequeños desde Ulán Bator, la capital de Mongolia. El padre era funcionario en el Ministerio de Alimentación e Industria Ligera de Mongolia y debía trabajar como intérprete en Forst, una ciudad cercana a la frontera polaca famosa por su manufactura textil. Antes de la caída del Muro aquí había una próspera industria textil en la que se formaban obreros cualificados de otros estados socialistas, como Mongolia. Todavía hoy Forst se sigue llamando “el Manchester alemán”.
Saruul fue allí a la escuela. Pero Forst no fue más que una estación en el periplo de la familia que, más tarde se trasladó a Berlín y, finalmente, a la localidad sajona de Hohenstein-Ernstthal. Allí, en la ciudad natal de Karl May, la familia vivió la caída del Muro de Berlín en 1989. Con la posterior reunificación, los padres de Saruul decidieron quedarse en Alemania. Pero pocos años más tarde murió el padre y la familia atravesó una época difícil.
A los 18 años, Saruul se enteró de que era adoptada. Sus padres le contaron que era la hermana menor de una familia numerosa que ella conocía de sus escasas visitas a Mongolia. Aquellas personas a las que solía llamar tías y tíos son, en realidad, sus hermanos, y Dolgor, a la que siempre llamó abuela, es su madre biológica. El hermano pequeño de Dolgor y su esposa no tenían hijos, por lo que decidió confiarles su hija pequeña. Antes, a la diseñadora de modas no le gustaba hablar del tema porque temía que sus amigos alemanes no lo entendieran, pero ahora está orgullosa de tener dos familias. No todo el mundo tiene dos madres que se ocupen de uno, afirma.
“Durante mucho tiempo me pregunté si Mongolia es mi patria, porque nací allí y tengo muchos recuerdos. Pero ahora sé que son las personas las que convierten un lugar en tu patria. Para mí la patria está donde está mi familia. Por eso tengo dos patrias: Mongolia, porque allá vive la mayor parte de mi familia, y Alemania, porque acá viven mis hijos, mi marido, mi mamá y mis hermanas. Esté donde esté, siempre puedo ir a mi casa.”
Saruul estudió Ciencias de la Comunicación en Dresde, se casó y se fue a vivir a Plauen, en la región de Vogtland. “Me decidí por el amor”, cuenta. Entonces estaba embarazada de su primer hijo. En la pequeña ciudad no encontró trabajo en su especialidad. Estaba decidida a combinar la familia con el trabajo y con la nostalgia de su patria natal. “Quería crear un vínculo entre los dos mundos en los que vivía, entre Mongolia, donde los tejidos de cachemira tienen una tradición centenaria, y Alemania, donde se aprecian cada vez más la moda y el diseño de calidad.”
Actualmente, Saruul diseña en su taller de Plauen prendas ecológicas y modernas para su marca “Edelziege”. La producción la realiza en Mongolia en pequeñas cantidades y es 100% cachemira. La fibra se obtiene de la capa más profunda de la lana de las escasas cabras silvestres. Con su marca de moda, Saruul Fischer ha tendido un puente hacia su país natal. Ahora viaja a Mongolia dos veces al año para dirigir la producción. Casi a diario mantiene conferencias por Skype con su colaboradora en Ulán Bator. “Hoy llevo una vida muy cercana a Mongolia.”